Project Description

¿Qué puede un cuerpo?

Investigación que desarrollamos como colectivo sobre el uso del cuerpo horizontal en el arte reciente en Chile. El origen de este proyecto estuvo dado por la conjunción de trabajos y artistas con los cuales nos relacionamos, así como nuestro propio quehacer.El proceso de producción de la investigación estuvo centrado en la escritura de un texto colectivo sobre el problema del cuerpo horizontal, además de la presentación de la ponencia «¿Qué puede un cuerpo? Una investigación curatorial sobre el cuerpo horizontal en años recientes en Chile» en el congreso internacional LASA (Latin American Studies Association), en Lima, Perú.

¿Qué puede un cuerpo?

I
El cuerpo horizontal es múltiple, variado; siempre el mismo y siempre otro. Pura reiteración de la posición, una y otra vez, volver a acostarse, yacer, caer, estar…

II
Los cuerpos son lugar de resistencia y acción activa. En el cuerpo se aloja la diferencia frente a la norma y el riesgo frente al sistema. El cuerpo crea y se crea cada día; yo soy soberano de mi y de mi cuerpo. El cuerpo es normado y disciplinado; es el lugar donde se concretan los acontecimientos, así como la cicatriz se imprime en la carne. Para que exista una diferencia, una resistencia y una creación frente a la homogeneización que aplasta, a los sedantes que nos son impuestos y a la mentira de lo que se llama creación desde el mercado, el cuerpo debe aparecer y responder a estos. Debemos examinar nuestro cuerpo (colectivo e individual) y ver qué biografía se aloja en este, qué genealogía.

III
Reposo. El cuerpo horizontal está en detención, más que en descanso. Pienso qué hizo antes, qué hará después, qué está antes y después de esa posición, qué tiempo ocupa esa posición, ¿es el comienzo?, ¿es el fin de algo? ¿Hay un tiempo para ese cuerpo? ¿Qué puede un cuerpo?: puede dormir, morir, soñar, descansar, caer, someterse, sentir y sentirse, fundirse; desencadena un sin fin de acciones donde sea que se instale.

IV
El cuerpo horizontal escapa a la imagen tradicional: es más acción que la representación de cualquier acción, ya que solo se afirma en su presencia. Este cuerpo se sostiene a sí por su pura aparición: afirmación y gozo sin voluntad ni fin, diferencia que desafía toda lógica de interés. Frente al que se pone de pie y pretende ser alguien, el que se acuesta y vive. Sobre este último convergen las líneas que configuran un acontecimiento. Uno no necesita pararse para sobrevivir, necesita dormir y descansar –‘naturalmente’– con el cuerpo horizontal.

V
El cuerpo horizontal representa: materia no autónoma de su carga representativa, potenciada cuando es disruptiva. Independiente de la intención hay representación: no hay ausencia de esta. La utilización de la horizontalidad corporal no es acorde al contexto, es un gesto disruptivo; no es un gesto antojadizo, sino uno con una carga representativa. El cuerpo horizontal marca, conmemora, interpela y cambia la estructura: no más jerarquía ni interés, solo relaciones horizontales en y sobre la superficie.

VI
El cuerpo horizontal habita, no transita por el contexto. No hay fondo o escenario detrás de él, solo relaciones desde la superficie en que se posa. No busca representar sino integrar, asumiendo el devenir de sus propias pasiones. El cuerpo horizontal se entrega libremente al entorno; no posee, se desprende. Desestructura al que pasa y lo vé, ya que es solo un cuerpo tendido: se disuelve en el contexto. Este cuerpo rompe y es parte del paisaje, un paisaje que es sociopolítico. Es el territorio y la superficie: repartido, cercenado y descuartizado por todos y por unos. ¿Cómo defender este cuerpo horizontal, que es mi territorio y mi tierra?

VII
El cuerpo horizontal aparece en representación de las periferias; cuerpos dañados por la exclusión, afectados y tirados sobre un territorio igualmente explotado, mercancías vendidas y compradas. Este cuerpo está abatido, fue vencido al igual que el territorio: este cuerpo es Chile. Aquel cuerpo ha sido abatido, donde pasivamente se funde con el paisaje y comparece como un primer territorio. Aquel cuerpo es neutro, es inactivo y está indefenso; ¿que puede hacer este cuerpo más que aceptar la derrota?, ¿sucumbir y asumir?

VIII
La victoria del cuerpo acostado. Luego del movimiento la victoria es el descanso, y sin movimiento previo, es la victoria de un deseo sin fin, de un descanso que no es por la actividad ni para la actividad. No hay tiempo idóneo para ese descanso, para esa postura del cuerpo horizontal, hecho uno con la línea entre la tierra y el cielo, esa línea que nunca vemos entremedio de la ciudad. Tampoco esos cuerpos los vemos. Lo horizontal es lo invisible, todo crece hacia arriba, vertical y en movimiento constante, no hay un abajo.

IX
Un cuerpo en detención. Cuerpos indigentes y victoriosos de las calles por las que camino todos los días. Cuerpos que eligen la calle como lugar, y a los que no les pertenece ningún tiempo, porque deciden no atarse a ninguno. Casi no les queda espacio ni tiempo, sólo la calle y el deseo de yacer en ella. La maleza, las enredaderas a ras de suelo y todas aquellas plantas que sólo se expanden hacia los lados, podrían cubrir a esos cuerpos tendidos en el suelo, podrían crecer sobre ellos pasándolos como obstáculos. Estos cuerpos siguen creciendo en su horizontalidad, en ellos no hay reposo si no pura energía de cubrir todo lo que tocan. Esos cuerpos nos son ajenos, nos son extraños. Son bultos que dificultan el paso apurado de quienes elegimos la frenética actividad versus ese reposo caprichoso y lleno de deseo. Me muevo, ellos no. Corro, los esquivo, los evito. La aceleración y la lentitud en una esquina de Santiago.

X
Cuerpos apilados en la muerte, apilados en su pura horizontalidad eterna. El cuerpo horizontal aparece ahora en nuestro paisaje, antítesis de la imagen que habita en nuestra imaginación y recuerdos: los detenidos desaparecidos. Aquellos son los cuerpos que no aparecieron más y el cuerpo horizontal es el que aparece como un espectro, el espectro de memorias desaparecidas.

XI
El enfermo recupera la salud acostado, con el cuerpo horizontal. El cuerpo es el que debe aparecer para sanar; y así, debe vivir la enfermedad como un punto de vista de la salud. Porque acaso, ¿no vivimos en una sociedad y cultura enfermas?, en la cual el cuerpo es solo la representación de una idea y no surge en sí mismo. XII El cuerpo horizontal es múltiple, variado; siempre el mismo y siempre otro. Pura reiteración de la posición, una y otra vez, volver a acostarse, yacer, caer, estar…

Presentación en LASA.